10 abril, 2009

 

Viacrucis EL ROSTRO DE CRISTO

Viacrucis celebrado en la parroquia de San José, Estepona, (Málaga) el Viernes Santo del año 2009



1ª ESTACION, JESUS CAE ANTE PILATOS

Jesús ha sido azotado, escupido y abofeteado, toda una lluvia de injurias ha caído sobre su alma más que sobre su cuerpo.
Así, herido en su carne y en su corazón, Pilatos le interroga.
El rostro de Cristo aparece con una serenidad dulce.
Tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta.
Lleva la cabeza caída sobre el pecho.
Es como si midiera sus heridas con la insensatez de quien de aquel modo le interroga.
Aquella hora es de silencio y no de necias preguntas.




2ª ESTACION, JESUS CARGADO CON LA CRUZ

Lo que fue su deseo se cumple.
El, Cristo levanta la cabeza y mira al cielo, a su Padre, cuya voluntad se cumple.
En sus labios floree una plegaria de acción de gracias.
Se apresta valiente al sacrificio.
La cruz se aligera con el amor con que Él la toma.




3ª ESTACION, JESUS CAE POR PRIMERA VEZ

El peso de la cruz era mucho y sus fuerzas se consumieron en la subida al Calvario.
Un cantil del camino hiere uno de sus pies, el derecho, y su cuerpo cae hacia delante.
Cambia su rostro.
Los ojos desorbitan, se abren desmesuradamente y su boca abierta busca aire para respirar.
Dos hoyos se ahondan en sus mejillas, producidos por el terror de no saber ni el como caerá ni el daño que padecerá su cuerpo.
¿Será su última hora?




4ª ESTACION, JESUS ENCUENTRA A SU MADRE

Alegría y dolor, compasión y esfuerzo.
Una vaga sonrisa quiere iluminar el rostro ennegrecido por la sangre, pero se hiela antes de florecer.
Abre mucho Jesús sus ojos.
Quisiera encerrar en ellos todo el dolor de su Madre.



5ª ESTACION, EL CIRINEO AYUDA A JESUS A LLEVAR LA CRUZ

Mirada de alivio en los ojos de Jesús.
Ha podido enderezar su cuerpo y recibir en su cara la luz blanca del sol.
Respira mejor, aunque, los rasgos de su cara se alargan y una palidez de muerte lo sombrea todo.
El cristal de su mirada se ve empañado.



6ª ESTACION, LA VERONICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESUS

El rostro de Jesús es una entrega a las manos piadosas de aquella mujer.
El desconcierto de sus cabellos, los ojos vidriados y caídos hacia el suelo, la boca reseca, que percibe el roce fresco del velo que toma su saliva, dejan a Jesús en un sabroso éxtasis y como suspendidas sus potencias doloridas.



7ª ESTACION, JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ

El pasmo de la primera caída ha desaparecido.
No hay resistencia en el cuerpo de Jesús.
Jesús se entrega al suelo, a las piedras del camino, sin resistencia.
No tiene fuerzas para más.
Cierra sus ojos al desplomarse, sin saber como se levantará.
Paladea la proximidad de la muerte.




8ª ESTACION, JESUS CONSUELA A LAS MUJERES

Recogiendo sus últimos alientos endereza Jesús su rostro, ordena sus cabellos, llena de luz su mirada y se vuelve plácido a las mujeres que le lloran, para decirlas:
“No lloréis por Mi, sino por vosotras y por vuestros hijos”
Jesús ha vuelto a ser el predicador de las orillas del lago de Tiberiades.
Es acariciadora su voz y dulce su acento.




9ª ESTACION, JESUS CAE POR TERCERA VEZ

El cambio es brusco, pero el rostro de Jesús no presenta los rasgos doloridos de la segunda caída.
Las mujeres, compasivas, han puesto en Él un rayo de sol.
Se ilumina con aquel rayo y, en la caída, mejora su esperanza de sacrificio.




DECIMA ESTACION, JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

No pesa sobre sus hombros la cruz, pero le oprime la vergüenza.
Mira al vacío para no verse desnudo.
Una luz intensa de sol descubre sus heridas.
Pone su pensamiento en otras desnudeces negras que escandalizarán a los inocentes.
La respiración le levanta ligeramente el pecho.




UNDÉCIMA ESTACION, JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ

El dolor que causan a su cuerpo aquellos clavos gruesos y esquinados hace que sus ojos se abran desmesuradamente, se pongan en blanco, mientras su boca busca aire fresco, aire claro para consolar su dolor.
Revientan de nuevo las heridas de las espinas sobre la frente, mientras el viento esparce los cabellos y los tiende al azul.




DUODECIMA ESTACION, JESUS MUERE SOBRE LA CRUZ

El rostro muerto de Cristo es dolor, es sangre, son heridas acardenaladas, es un alma divina que se desprende de las carnes maceradas.
La boca de Jesús sigue abierta, continúa hablando, dictando su testamento.
Todos los tejidos del rostro se ensanchan y toman la placidez de la carne que se ha desmayado en el dolor.




DECIMOTERCERA ESTACION, JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ

Una sombra oscura vela el rostro de Jesús.
Cae la sombra sobre Él como la noche en el otoño de los campos.
Duerme el Cristo como el luchador después de una batalla sangrienta.
Todo está quieto en su rostro.
Lacios los cabellos y enlutada su barba.
Duerme el Cristo un sueño íntimo de bienaventuranza.




DECIMOCUARTA ESTACION, SEPULTURA DE JESUS

La mano de su Madre ha recogido sus desordenados cabellos y ha lavado su rostro.
Otra vez resalta en Él su antigua belleza.
Muerto, vive.
Y su sepulcro se abrirá por los siglos y estará abierto a la esperanza y a la fe de todos los pueblos.
Jesucristo resucitó; no está aquí; no está en la necrópolis de los muertos, sino en el reino de los inmortales, a la derecha del Padre, por los siglos venideros.

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