13 agosto, 2007

 

Jesús le dijo a Pedro

"¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".

Y como Pedro respondió:

"De los extraños",

Jesús le dijo:

"Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".

 

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Ese pez que sacó Pedro, se llama Pez de San Pedro, he tenido oportunidad de comerlo en la orilla del lago Tiberiades o Mar de Galilea, se caracteriza porque tiene dos manchas a cada lado de la frente, se dice que son las marcas que San Pedro dejó para abrirle la boca y sacar la moneda.


 

Alexei Tolstoi dijo...

Todos pensamos en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.

 


 

Jaimito

La profesora el dice a Jaimito:
-A ver Jaimito, la frase “yo busco novio” ¿Qué tiempo es?
-Tiempo perdido, señorita, totalmente perdido



 

Michel Eyquem de Montaigne

Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis.


 

El loro

Ricardo recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre de muy mal genio.
Ricardo trató desde el primer día de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño.
Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador.
Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto todo fue silencio.
Luego de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dio un paso al hombro de Ricardo y dijo:
Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento.
Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:
Te puedo preguntar, ¿Qué fue lo que hizo el pollo?



 

Fénelon

La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; sólo logra hacerlos hipócritas.

 


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